Aleaciones de cobre-níquel , también conocidas como aleaciones de cuproníquel, exhiben excelentes propiedades de resistencia a la corrosión, lo que las hace adecuadas para una amplia gama de aplicaciones, particularmente en ambientes marinos. A continuación se muestran algunas propiedades clave de resistencia a la corrosión de las aleaciones de cobre y níquel:
Resistencia a la corrosión del agua salada: las aleaciones de cobre y níquel tienen una resistencia excepcional a la corrosión en ambientes de agua de mar y agua salobre. Esta resistencia se debe a la formación de una capa superficial protectora de óxidos e hidróxidos, que inhibe una mayor corrosión.
Resistencia a la bioincrustación: Las propiedades antiincrustantes inherentes de las aleaciones de cobre y níquel las hacen adecuadas para su uso en aplicaciones marinas donde la bioincrustación (la acumulación de microorganismos, algas y organismos marinos) puede acelerar la corrosión. La liberación de iones de cobre de la superficie de la aleación ayuda a impedir la bioincrustación, reduciendo los requisitos de mantenimiento y extendiendo la vida útil de los componentes.
Resistencia a la corrosión por grietas y picaduras: Las aleaciones de cobre y níquel demuestran resistencia a fenómenos de corrosión localizada, como la corrosión por grietas y la corrosión por picaduras, que pueden ocurrir en ambientes ricos en cloruro. Esta resistencia se atribuye a la película superficial protectora formada sobre la aleación, que evita el inicio y la propagación de la corrosión en áreas localizadas.
Resistencia al agrietamiento por corrosión bajo tensión: las aleaciones de cobre y níquel exhiben buena resistencia al agrietamiento por corrosión bajo tensión, una forma de corrosión que ocurre bajo tensión de tracción en ambientes corrosivos. Esta propiedad mejora la confiabilidad y longevidad de los componentes sujetos a cargas mecánicas en ambientes marinos y otros ambientes corrosivos.
Resistencia a la erosión-corrosión: en aplicaciones donde los componentes están sujetos a corrosión y desgaste mecánico, como en bombas y válvulas marinas, las aleaciones de cobre-níquel ofrecen una excelente resistencia a la erosión-corrosión. Esta propiedad ayuda a mantener la estabilidad dimensional y extiende la vida útil de los equipos que operan en ambientes hostiles.
Resistencia a la corrosión a altas temperaturas: las aleaciones de cobre y níquel conservan su resistencia a la corrosión a temperaturas elevadas, lo que las hace adecuadas para su uso en aplicaciones de alta temperatura donde otros materiales pueden degradarse o corroerse.
Compatibilidad con otros materiales: las aleaciones de cobre y níquel son compatibles con diversos materiales comúnmente utilizados en aplicaciones de ingeniería, lo que permite métodos de unión eficaces y reduce el riesgo de corrosión galvánica cuando se combinan con metales diferentes.
En general, las propiedades de resistencia a la corrosión de las aleaciones de cobre y níquel las convierten en materiales muy deseables para entornos marinos, marinos, de procesamiento químico y otros entornos corrosivos, donde la confiabilidad y la longevidad son primordiales.